'Peces abismales', el cuento de una  vida hecha ficción

'Peces abismales', el cuento de una vida hecha ficción

Novela

'Peces abisales', el cuento de una vida hecha ficción

Rosa Ribas está convencida de que la ficción se fundamenta en la realidad y de que la realidad se transforma cuando se incluye como integrante de la ficción.

19 mayo, 2024 01:12

Los peces abisales son criaturas marinas que habitan un espacio profundo al que no llega la luz. Tienen la cabeza grande, parecida a la de los rapes, y algunas especies están dotadas de un apéndice luminiscente, el señuelo con el que atraen a otros que, de forma inmediata, quedan atrapados entre sus enormes dientes. Así se nutren en un fondo oscuro donde las oportunidades de conseguir alimento son exiguas.

Peces abismales

Rosa Ribas

Tusquets, 2024. 224 páginas. 18,50€


Rosa Ribas (Prat del Llobregat, 1963) ha elegido la denominación de estos seres como cabecera de su nuevo libro porque, según cuenta, a los diecisiete años se transformó en uno de ellos.

Es su forma personal de reflejar un universo a caballo entre la niñez y la adolescencia, y revela un distanciamiento irónico sobre sí misma en el que también están implicadas unas gafas gruesas, las que corrigen una miopía magna como la suya.

En Peces abisales la autora cuenta su vida de forma más o menos anovelada. Está convencida de que la ficción se fundamenta en la realidad y de que la realidad se transforma cuando se incluye como integrante de la ficción.

De hecho, considera que solo en la ficción la vida real se organiza y se estructura según un principio, un medio y un fin, y que exclusivamente desde este presupuesto se logra cerrar una historia. Ya lo había dicho Luis Landero en El balcón en invierno (2014), citado en distintos pasajes de Peces abisales y manual de cabecera de Ribas al componer su trabajo.

Más recientemente, Ariel Dorfman explotó el concepto en Allende y el museo del suicidio. Una historia de amor y muerte (Galaxia Gutenberg, 2023), otro volumen –como los de Landero y Ribas– en el que la realidad y la ficción se mezclan hasta límites extremos.

Dado su carácter autobiográfico, Peces abisales se complace en desgranar hechos de la vida de la autora, algunos de su niñez en El Prat del Llobregat. A ellos se suman otros que tuvieron lugar durante sus estancias alemanas, inicialmente en Berlín y posteriormente en Frankfurt –donde permaneció durante gran parte de su etapa adulta– para regresar a Barcelona, ciudad en la que actualmente transcurre su devenir vital.

El lector asiste, así, a la narración de los miedos nocturnos de la niña, acompañada por uno de sus hermanos; a la desaparición de “osito”; a sus primeros escritos con diez u once años, excesivamente inclinados a las descripciones demoradas; a sus veleidades científicas; a sus dos lenguas –el catalán y el castellano– y a los espacios en los que las aprendió; a la convivencia temprana, en la misma casa, de cuatro generaciones; al rechazo que sufrió su primer manuscrito; a su tesis doctoral sobre aventureros alemanes en América durante los siglos XVI y XVII; a la importancia de caminar para ordenar los pensamientos y conseguir que fluyan las ideas; a sus lecturas o a sus manías de escritora.

La obra sería una simple recopilación de anécdotas personales si no se completara con reflexiones sobre la literatura, muchas de carácter técnico, que van surgiendo del relato.

Así, encontramos consideraciones sobre la ficcionalidad y su valor; sobre las relaciones entre el autor y el lector; sobre el pacto ficcional que este firma al abrir el libro; sobre el personaje y la importancia de elegir su nombre; sobre la perspectiva, que, según la autora, “marca el tono, el carácter, [y] los protagonistas”; o sobre la dificultad de encontrar una voz personal, el estilo propio, como señala James Salter en El arte de la ficción, entre otras.

Para terminar, Peces abisales incluye apreciaciones sobre el mismo texto y sobre las lecturas que lo inspiraron. Un trabajo en verdad sencillo y amable.