Dos de las joyas en oro que expone el Marq en 'Dinastías', donde explica las nuevas teorías de la Edad del Bronce.

Dos de las joyas en oro que expone el Marq en 'Dinastías', donde explica las nuevas teorías de la Edad del Bronce. M.H.

Exposiciones

Así separó el telón de acero el conocimiento de la Edad de Bronce en Europa y cómo Alicante lo está uniendo

El Marq presenta en 'Dinastías' las visiones de expertos que explican el enigma de las misteriosas relaciones entre reinos cuatro mil años atrás.

7 mayo, 2024 06:07
Alicante

Cuando en 1946 cayó el telón de acero en Europa, su impacto en el conocimiento científico tuvo un largo efecto que aún hoy se está recuperando. En Alicante la exposición Dinastías del Marq muestra la importancia de la unión y con ello explicar lo que parecían aislados reinos estaban en realidad conectados entre sí hace cuatro mil años.

"Después de la Segunda Guerra Mundial, Europa se parte en dos y hay una desconexión casi completa en la arqueología", explica el comisario Robert Risch a EL ESPAÑOL. Una situación que contrastaba con el fluido intercambio de profesionales que había desde finales del XIX y principios del XX entre las potencias: "Era una arqueología que no tenía fronteras porque en los grandes imperios nunca se limitó la investigación".

Risch cita el trabajo del influyente arqueólogo australiano Vere Gordon Childe como el que marcó la visión del periodo en su libro La Edad del Bronce. Donde señala Europa como "la periferia de los grandes Estados de Oriente: Egipto, Mesopotamia, Hititas" y "vio muy claro que lo que nos había hecho diferentes a los europeos del resto es ese periodo". 

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Esa teoría señalaba que estas sociedades estaban en contacto con las más avanzadas de Oriente y que eran "muy artesanales y con mucho desarrollo técnico". Con "mucha menos población que en Mesopotamia, las producciones artesanales eran brutales". Y así destaca "las maravillas de la artesanía de hace cuatro mil años como un elemento que se ve por primera vez aquí en la exposición Dinastías".

Una mirada, prosigue, que "era la que aprendían los maestros de nuestros maestros", como "la generación de Pere Bosch Gimpera, que fue el primer catedrático de prehistoria". Y con el impacto de la Segunda Guerra Mundial y luego la separación en bloques políticos, "ya no hay un debate fluido" que no se recuperaría décadas más tarde de la caída del Muro de Berlín. 

De ahí surgió otra corriente por Europa Occidental: "Todo es local". Así que las excavaciones que se iban haciendo y los descubrimientos que aparecían no vinculaban aquellos protoestados o reinos. "Cada región fue haciendo el que era su territorio". Y aunque fue también una revolución en los estudios y de los recursos que se aplicaban, "la visión era de lo mío, la arqueología de nuestra región".

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Frente a un planteamiento histórico fomentado por los grandes imperios, como Prusia, el austrohúngaro o el británico, se pasó a la llamada Europa de las Regiones: "Intentemos entender lo que tenemos en casa y ya veremos después". 

Cambio de disco

La respuesta surgió de la tierra para mirar el cielo. "Hay un hallazgo que impacta mucho. En una parte de la Alemania que fue soviética, encontraron en 1999 con un detector de metal el disco de Nebra". El arqueólogo Harald Meller participó en la recuperación de esta representación de la bóveda celeste "que es una regla para sincronizar los años lunares, que tienen 356 días, y los solares, que tienen 365".

¿Qué sentido tenía un calendario tan específico? Como explica Risch, este disco cuya reproducción también se incluye en la exposición, demuestra "un pensamiento lógico y matemático", más allá de una representación mítica como podía ser Stonehenge. El análisis de la composición del disco señalaba que el cobre venía de los Alpes del sur, el estaño y el oro de Inglaterra, mientras que el conocimiento, de Mesopotamia: "Esta gente se está moviendo y está conectada".

La conexión de Alicante

Del 1999 Risch salta a 2008, a unas excavaciones en Totana, Murcia, que dirigía su equipo de la Universitat Autònoma de Barcelona. En ella se pasó de sondeos a excavar en grandes dimensiones. "¿Qué ha pasado? Hemos excavado en extensión y resulta que lo que pensábamos que era una casa, era una habitación de un complejo. Y ahora hablamos de que hay complejos con ocho, diez o doce habitaciones y con dos pisos".

Jorge Soler, responsable del área de exposiciones del Marq, sabía de los trabajos en ambos países "y organizó los primeros encuentros de arqueología entre el sudeste y la Alemania Central". De aquel congreso en Alicante "surgió la idea, ¿por qué no hacemos una exposición conjunta?" con la que explican al gran público esas relaciones entre las culturas argárica en tres distantes áreas de Europa.